sábado, 14 de abril de 2012

DOISNEAU


"Mi foto es la del mundo tal y como deseo que sea"


“Mi descuidada barba me hacía parecer un joven bárbaro sin educación y teorías. Yo tenía -con los ojos nuevos- una visión aguda sobre las personas y su escenografía. Deseaba compartir esta alegría natural con otros cómplices porque los decadentes refinados me tenían alejado. En este entorno banal que era el mío recibía fragmentos de tiempo en los que lo cotidiano parecía liberado de la gravedad. Mostrar estos momentos podía ocupar toda una vida” Esta es, en palabras del propio autor, una de las mejores descripciones de su obra que podemos encontrar.
Hablamos de Robert Doisneau, fotógrafo francés ganador del Premio Kodak, del Premio Niepce y del Gran Premio Nacional de fotografía de Francia, que hoy habría cumplido cien años.
Autodidacta, empieza a recorrer las calles de París con su Rolleiflex buscando retratar la ciudad en su estado más puro.

Trabaja como fotógrafo industrial y de publicidad para Renault, más tarde como fotógrafo de moda para Voghe, pero ésta no era su fotografía. No le interesaban los objetos inanimados ni el mundo artificial que se abría ante su objetivo. Él quería retratar niños, gente anónima, parejas que paseaban por la calles, ancianos que esperaban en un bar. Hacía, casi de forma involuntaria, una crónica del Paris de su tiempo. Un Paris azotado por la guerra, que se recuperaría gracias a la jovialidad de sus ciudadanos. “Mi foto es la del mundo tal y como deseo que sea” decía Doisneau.
Colabora con  la Agencia Rapho, primera agencia de fotoperiodismo francesa, donde llegaría el encargo que le catapultó a la fama mundial. La revista America’s Life quería un reportaje sobre los enamorados de París. De esta serie de fotografías saldrá “El beso”.


Una pareja anónima se besa apasionadamente entre una multitud absorta en la rutina, frente al ayuntamiento de Paris. Durante años circuló la bonita teoría de que Doisneau captó esta instantánea desde un café, donde se encontraba descansando con su Rolleiflex en mano. Sin embargo, años más tarde tuvo que ser desmentida cuando una pareja reclamó sus derechos de imagen asegurando ser los enamorados de la foto. Doisneau se vió obligado a demostrar que en realidad la pareja eran dos actores a quienes había pagado para posar delante de su cámara, rompiendo así parte del encanto que había acompañado a la instantánea durante tantos años.
Sin embargo, sigue siendo la foto más vendida y reproducida de la historia, convirtiéndose en uno de los iconos de la ciudad de los enamorados.
Era un rebelde que consideraba una función vital el desobedecer. Odiaba la vida militar, la música militar, y cualquier cosa que limitase la libertad del hombre.
En sus propias palabras, su principal defecto era “la alergia a ciertas plantas y la alergia a ciertas personas”
Afirmación que podría hacerle parecer prepotente y pretencioso, pero ese no era Robert Doisneau. Era un fotográfo que utilizó durante 39 años su Rolleiflex porque “no es tan agresiva y permite un gesto de cortesía al tener que agachar la cabeza”. Después de este larguísimo periodo cambiaría a su querida compañera por una Leica.
Una persona sencilla, preocupada por los pequeños detalles cotidianos que marcan la diferencia. Personalidad, que junto a su genialidad le convertirían en uno de los mejores fotógrafos del SXX.





Fotografía para Renault
Fotografía para Renault



2 comentarios:

  1. Me han gustado mucho las fotos, sobre todo la de los hombres que saltan al río Sena.

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  2. Te respondí en mi blog, para arreglar lo del botón de pinterest.

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