Este sábado se ha celebrado el día de San Patricio, que conmemora la muerte del santo que introdujo la religión católica en Irlanda. Por este motivo es su patrón y los festejos recorren el mundo entero. En Nueva York se organiza un gran desfile y el río de Chicago se tiñe de verde. En Irlanda es fiesta nacional, por lo que hoy le dedicamos el post a Dublín, donde estuvimos hace poco y pudimos descubrir una ciudad encantadora.
Un lugar muy vivo, donde las personas salen a pasear apenas salen del trabajo, abundan bares y cafeterías que se llenan a
partir de las 6 de la tarde.En Temple Bar (calle principal del centro antiguo de la ciudad) encontramos infinidad de locales, cada uno de ellos tiene algo de especial.
Deben hacerse la competencia, por lo que han de ser
originales. Vemos muchos pubs típicos irlandeses en los que hay música
en directo, restaurantes de todas las nacionalidades, hamburgueserías
típicas americanas o cafeterías con pasteles caseros. Todos deben
distinguirse por alguna característica que los defina. Esta zona es característica, por otro lado, por la cantidad de arte callejero que encontramos, pintadas y grandes murales que le dan un toque “underground”.
En este mismo barrio, encontramos varias tiendas de ropa de segunda mano o de estilos particulares. Estos negocios son numerosos y muy grandes, pero como sucede tantas veces, es necesario tener suerte y buscar mucho para encontrar “gangas”.
Otro lugar imprescindible de la ciudad es Trinity College, con su maravillosa biblioteca. Todos los edificios concentran sus entradas principales en torno a un patio en el que se respira un ambiente diferente. No se oye ningún ruido del exterior a pesar de que se sitúa en pleno centro.
Una última curiosidad que esconde Dublín es la cárcel de Kilmainham Gaol, donde se rodó En el nombre del padre. Es necesario entrar con la visita guiada, es muy interesante, ¡os la recomendamos!
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